Tabaco, cine y actrices:

Bernays, publicó su libro “Propaganda” (1925), donde explicaba alguno de los secretos de la propaganda y la persuasión de la mente de los ciudadanos, a los que dirigiría hacia algún fin específico. Con este objeto fue contratado por la tabacalera Chesterfield para incorporar un grupo de fumadores que, hasta la fecha, contaba con un consumo reducido de cigarrillos: las mujeres. Puede parecer que las mujeres han fumado toda la vida, pero no. Contratado por esta tabacalera, ideó una forma evidente y sencilla para atraer a las mujeres hacia el tabaco. El instrumento elegido para este fin, el cine. Más específicamente la relación directa entre las actrices y los cigarrillos. Productores, directores y guionistas fueron contratados para que introdujesen en sus películas escenas en las que las protagonistas apareciesen fumando. Especialmente las grandes estrellas en escenas llenas de sensualidad en la que seducían al héroe, en las que apuntaban al tabaco como un tranquilizante en un momento de tensión, en una charla divertida en la que la actriz destilaba inteligencia… Todo ello muy cuidado y casi siempre en positivo. 

Aunque ahora resulte muy evidente el método propuesto, lo cierto es que hasta la fecha no se había aplicado este tipo de propaganda indirecta a fines netamente comerciales relacionados con este producto. Una revolución que no sólo aumentó el consumo, y por consiguiente la producción y beneficio de las tabacaleras, sino que creo algunos mitos del cine a los que siempre se acompañaba de un pitillo. Eso sí, uno por encima de los demás, Lauren Bacall. Aunque llegó en una época anterior a la campaña original de Bernays, desarrollada en la década de 1930, era más que evidente la influencia que seguía ejerciendo la industria tabaquera en Hollywood con películas como “Bright leaf”, protagonizada por la actriz..

Como de fumar se trata, no podemos pasar por alto que Bacall se convirtió en todo un mito gracias a la gran pareja cinematográfica que formaba con  Humphrey Bogart. Pareja mítica en la pantalla y en la vida real hasta los últimos días del actor, que falleció a causa de un cáncer de esófago. Enfermedad contraída por el consumo de tabaco al que tanto él, como su mujer, animaban gracias a las técnicas de persuasión desplegadas en el Hollywod de los años dorados. Consciente de la causa-efecto del tabaco y la muerte de Bogey, años más tarde, la actriz empezó a luchar contra aquellos que le había convertido en un mito del celuloide por su manera de fumar. Lucha, que al igual que la desigual batalla contra la “House on un-american Activities Committee”, terminó en un fracaso evidente pese a las restricciones que tiene el uso del tabaco en el cine que se hace en la actualidad.

Publicación de: http://elsindromedeottinger.blogspot.com/2006/12/tabaco-cine-y-actrices.html